domingo, 26 de abril de 2009

Te quieeerooo Barcelonaaaa

Mis ansias de conocer Europa hicieron que estando allá cualquier destino para mi era válido, al momento de planear con mis compañeros de viaje cuales serían los eventuales destinos de nuestros fines de semana y dias posteriores a Béziers ( lugar de nuestra pasantía) la verdad es que yo tenía algunas luces de cuales podían ser los lugares pero como ya dije cualquier lugar para mi iba a ser fascinante. Uno de esos lugares era Barcelona, de la cual yo no iba con tantas espectativas sino mas bien curiosa de lo que podia encontrarme. Un viaje de 4 horas en bus ( menos que de Conce a Rancagua) nos llevaría a esta misteriosa ciudad. Al llegar se puede divisar a lo lejos la Sagrada Familia y sus grúas que la construyen, nos vamos adentrando en la ciudad y cada edificio hace que con la Dani nos vayamos sorprendiendo más. Estaríamos en un hostal, ubicado cerca del centro con desayuno y bastante económico, luego nos recibiría Rosa, una gran amiga colombiana. Decidimos salir y caminar para aprovechar el tiempo , en un par de horas pude encantarme, era una ciudad imparable, brillante, con mucho movimiento, una gran avenida llena de las famosas tiendas que acá en chile casi ni se ven como Chanel, Gucci, etc. Los días fueron de caminar y caminar, comiendo poco pero con el corazón satisfecho. Es una ciudad genial, con una arquitectura relamente maravillosa, llena de Gaudí por todas partes siendo la obra más impresionante ante mis ojos la legendaria iglesia La Sagrada Familia,a pesar de mi incredulidades lo más sublime que mis ojos veian, la estructura más grande que he visto, practicamente daban ganas de tirarse al suelo para poder mirarla entera, llena de detalles, llena de simbolismos, con la Dani entramos y ahi si que terminó de maravillarnos, es de una altura inconmensurable por nosotras, y sus torres y las vistas que ofrecen determinaron que Barcelona me había enamorado. Esta más otras obras como la Casa Batlló y el Parque Güell fueron las elegidas de nuestro viaje, que lo convirtió en una viaje lleno de arte, lleno de vida, además de la fiesta y sus famosos chupitos que nos perdieron en la marcha catalana. Un destino realmente imperdible. Precisamente hoy pensaba que en Barcelona había sido el único lugar donde yo no me habria acostado a domrir habria seguido sin parar recorriendo y encantandome.

viernes, 17 de abril de 2009

La vida en rosa en Paris


La idea de viajar a Europa se ha manifestado en mi desde muy pequeña, el ícono de siempre fue Paris, caminar por sus callecitas escuchando algun acordeonista, aprender a hablar francés, ver la Torre Eiffel, ver el glamour de una ciudad tan bella para mi al menos en fotos en ese momento. La oportunidad surge y yo no desaprovecho el momento que la vida me estaba regalando. Parto a Francia, hablando un par de cosas en francés, con gente que a penas conocía, sin haberme subido jamás a un avión pero arrebalsada de felicidad. Tuve que esperar más de un mes para poder ir a París, que digamos que era el destino más esperado por mi ( los destinos recorridos en ese lapso definitivamente merecen otro capitulo). Fueron 5 días de caminar intensamente con mucho frío por tratar de captar todo , lo que realmente era una misión imposible, pienso que ni la gente que vive ahi lo conoce todo en Paris, pero en fin había que impregnarse de lo más que se pudiera de la omnipotente ciudad. Creo que lo que más puedo decir de Paris que es tal como lo soñé, con su río atravesándolo, con los acordeonistas, la arquitectura, la gente distinguida, el arte que inunda a Paris y eso fue tan gratificante para mi, saber que era tal como lo vi en mi imaginación. Se vienen tantos momentos a mi cabeza como la vez que íbamos en metro hacia la torre, el metro sube a la ciudad, a él por otra parte se sube un acordeonista y derrepente entre nuestras risas y las ventanas del ya nombrado tren, aparece vestida de luces, lista para la fiesta mi querida Torre, en ese momento no hubo cámara que lo captara, solo quedó grabado en la memoria y ese era el Paris de mis sueños. Subirla fue sublime, encontrarme metida dentro de los miles de fierros enlazados que tanto examiné en las fotos y derrepente logramos tener la mejor vista de Paris, es tan grande que como lo dije en esa ocasión Paris no cabe en mis ojos. Es una ciudad tan femenina, me pareció así, con sus luces tenues, sus edificios tan adornados, arreglada como lo haría una mujer.

Para terminar que mejor que un final con ella, el gorrión de Paris cantando La vie en Rose tal como en el bateux en el que navegamos por el Sena y que en dicho momento las lágrimas fueron inevitables y el agradecimiento inmenso hacia el infinito para la gente que había hecho posible que yo estuviera ahi y de quienes recibía el apoyo constante a pesar de los miles de kilómetros.